Según escribo esto me siento impaciente por las muchas cosas que quiero contarte al respecto…pero me guardo para un próximo artículo, tan solo te adelanto que, una vez se descarta patología orgánica, la terapia psicológica y la terapia sexual son los tratamientos de elección según la comunidad científica, y por cierto con muy buenos resultados.
4. Descubrir que hay soluciones: en la medida en que hacemos una buena evaluación de la situación problema, no abordamos únicamente los síntomas sexuales, sino que trabajamos también las causas. Te pongo un ejemplo, hombre con disfunción eréctil, en el que el síntoma por el que consulta es la dificultad para tener o mantener erecciones, además con la evaluación clarificamos que fruto de una mala experiencia ha desarrollado una ansiedad que le hace anticipar un fracaso en sus relaciones sexuales, lo cual mantiene la dificultad. Sin duda, este hombre puede pasarse toda la vida tomando Viagra cada vez que tiene un encuentro sexual, sin embargo, estaremos tapando el síntoma pero no estaremos resolviendo el problema. Con la terapia psicológica y sexual, lejos de poner una tirita sin más, abordamos tanto esa ansiedad de desempeño como la dificultad para la erección, sin necesidad de depender de un fármaco. ¿No te parece que tiene más sentido?
5. Ampliar la forma de vivir el sexo y la sexualidad: normalmente empiezo mis talleres grupales sobre sexualidad pidiendo una definición de qué entiende cada uno de los asistentes por Sexualidad. Sin excepción me encuentro con una reducción de la misma al sexo, es decir a las relaciones físicas, al coito, al deseo, al orgasmo, etc…No es de extrañar teniendo en cuenta todo lo comentado a lo largo de este artículo. En este momento me viene a la cabeza aquella publicidad de caldo concentrado Avecrem que decía “¿cueces o enriqueces?”, justo eso es lo que la terapia sexual puede hacer, aderezar la parte física con la erótica, las fantasías sexuales, la sensorialidad y el juego. Algún día os hablaré de la importancia de las fantasías sexuales, ese ingrediente a veces tan denostado.
Cansada de ver personas y parejas que tardan incluso años en consultar, cronificando y derivando en problemas de autoestima, inseguridad y de pareja, espero haber contribuido con este artículo a mostrar los beneficios de visitar a un sexólogo y por supuesto a dar un empujón de aliento a aquel que lo estuviese necesitando.
Un pequeño paso puede ser el principio de un gran cambio.
¡¡Hasta pronto!!
4 Comments
He leido este artículo con ganas y alegría por lo que leía, hubiera seguido hasta que se acabara……. no se cuando…….
Debemos agradecer la posibilidad de ser ayudados en algo tan importante y vital para alcanzar felicidad.
Gracias Nerea, a tí , a tus conocimientos y a tu manera e intención de querer hacer bien a los demás……
Gracias a ti papá, por haberme enseñado desde pequeña a hablar de sexualidad con naturalidad y sin tapujos.
Teniendo en cuenta que somos seres sexuados y sexuales, es decir es innato, habría que hacer más incapié para fomentar una buena educación sexual en los colegios, dado que es un ámbito más fácil de controlar que el de las familias. Una buena educación sexual implica educar en asertividad y empatía, conocer y querer nuestro cuerpo, y trabajar creencias irracionales que puedan surgir, si trabajamos con adolescentes. Esto se podría hacer en talleres, en horas lectivas. En el caso de adultos sería igual, informacion y entrenamiento en cambiar posibles ideas irracionales, todo esto sin entrar en trastornos. Si hubiera una dificultad mayor, tenemos que utilizar a los profesionales que están ahí para mostrarnos herramientas que desconocemos y que nos pueden abrir puertas muy interesantes para disfrutarnos y disfrutar de los demás.
Muy de acuerdo contigo Isabel, trabajar en la educación sexual desde niños es trabajar en la prevención y promoción de la salud, lo cual nos evitaría muchos problemas. Gracias!!!