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os mitos de la felicidad”, “El viaje a la felicidad”, “Las gafas de la felicidad”… muchos son los títulos que en la actualidad reflejan la insatisfacción de una sociedad que busca cómo ser más feliz, y cuyos valores han puesto la felicidad en lugares equivocados.
En mi práctica profesional compruebo que el concepto Felicidad llega a confundirse con una vida alejada de problemas y en la que el dolor no tiene cabida, en definitiva que la vida te sonría.
Por ello prefiero hablar de una vida plena y abundante, porque vivir con plenitud y abundancia significa estar a las duras y a las maduras, significa estar presente en tu realidad cuando vienen bien y mal dadas, ser generoso para recibir y aceptar los momentos dolorosos que de forma natural rechazamos.
Dónde se encuentra la felicidad, cómo llegar a ser más felices y otras reflexiones es lo que quiero compartir hoy contigo.
5 de Noviembre de 2016, Morro de Sao Paolo, Brasil




Cómo ser más feliz
Y
Después de un largo verano viendo al resto del mundo ir y venir de sus vacaciones, por fin llega mi hora.
Según escribo estas líneas me encuentro de vacaciones con mi pareja y amigos en la maravillosa casa que hemos alquilado. Tumbada en mi hamaca a la sombra de un techo de madera y bambú, miro a mi alrededor y el alma se me llena de belleza estética, un jardín tropical en la loma de la montaña desde donde puedo contemplar el cielo y el mar en todas sus versiones.
Ayer él y yo comíamos a solas en este paraíso y me preguntó:
–¿crees que vives en la abundancia? (y no se refería precisamente a la material)
– Sí-contesté.
–¿y por qué crees vivir en la abundancia?-insistió.
Tuve claro que no era algo puntual, fruto de estar en un lugar maravilloso, sentirse pleno en un momento así es fácil ¿verdad?. Tenía que ver con un cambio en mi mentalidad.
Hace relativamente poco en esta misma situación, me habría creído que necesito más momentos como éste para ser más feliz, renegando, por supuesto, de lo poco que dura lo bueno y restando disfrute al momento presente.
No voy a negar que mi primera reacción fuese esa, agarrarme a ese necesidad de permanencia, que aquello que me satisface tanto y me hace sentir tan bien no termine nunca. Pero rápido me doy cuenta y puedo desprenderme de la necesidad, ese lastre que te enfrenta a la realidad, y es que contra la realidad no se puede luchar.
Es una mentalidad de abundancia la que no teme dejar ir lo conocido, lo agradable, lo poseído, para dejar entrar lo nuevo, lo inesperado e incluso lo incierto, y sobre todo la que te permite confiar en el mañana.
Es entonces que puedo decirme:
-esto pasará y no importa, vendrán otros momentos agradables que también pasarán, y momentos desagradables y difíciles que también pasarán-y de repente la impermanencia se me antoja relajante.
Entonces ¿cómo soy más feliz?
Uno de los principales obstáculos para ser más felices es que muchas de las creencias que tenemos acerca de la felicidad son erróneas:
• La Felicidad está en alguna parte. El primer mito es que la felicidad hay que encontrarla, lo que implica que está en algún lugar ajeno a nosotros, fuera de nosotros, al que podremos llegar si ocurren las cosas correctas: tener los ingresos que deseo, encontrar la pareja de mi vida, tener salud, belleza, la casa de mis sueños…
Y si te paras a pensarlo ¿verdad que siempre la situamos en el futuro?: El día que…, Cuando consiga…Si llego a…, cuando llega ese momento conectas con la sensación de felicidad pero sólo por un tiempo, ya que nuestro sistema nervioso se adapta rápidamente a lo conocido, es lo que conocemos como Adaptación Hedonista. Con lo cual solemos centrar nuestros deseos y felicidad de nuevo en acontecimientos futuros. Como probablemente habrás experimentado, esto conduce a la eterna insatisfacción que tratamos de resolver con nuevas aspiraciones.
Pero lo cierto es que la felicidad es un estado mental, que como tal sólo existe en el presente. Tiene que ver con la manera de percibir el mundo, a los que nos rodean y a nosotros mismos, ésta es la razón por la que la felicidad no está ahí fuera sino dentro de nosotros.
• La Felicidad depende de nuestras circunstancias. En relación al mito anterior, vivimos pensando que cuando cambien nuestras circunstancias seremos más felices, así que nos pasamos media vida intentando alcanzar eso que nos proporcionará por fin el estatus deseado, o frustrados por no poder conseguirlo. Sin embargo, está más que comprobado que el que le toca la lotería o el que por fin obtiene ese trabajo que tanto ansiaba, no es más feliz de por vida, ya que pronto volverá a su punto de felicidad anterior debido a otros factores que veremos más adelante.
• La Felicidad no es duradera. Fruto de la creencia anterior, el estado de felicidad dura lo que duran las circunstancias favorables. Sin embargo, porque no es lo mismo ser que estar, ser feliz o vivir con plenitud va más allá de un estado pasajero, es algo más profundo, es una actitud estable y duradera, una manera de sonreír a la vida independientemente de las circunstancias.
• La Felicidad se tiene o no se tiene. Como si no pudiésemos hacer nada al respecto, sin embargo, cada vez es más la investigación que evidencia que se puede aprender a cultivarla.

¿Podemos entonces aumentar nuestro nivel de felicidad?
Tal y como muestra la investigación de la psicóloga Sonja Lyubomirsky y sus colegas, los factores que determinan la felicidad son:
• Nuestros genes: cada uno de nosotros nacemos con un “valor de referencia para la felicidad” determinado biológicamente, al cual siempre regresamos tras un contratiempo o un logro. En concreto nuestra genética explica el 50% de nuestro nivel de felicidad.
• Las circunstancias: aquí lo sorprendente de esta investigación, éstas solo dan cuenta de un 10% de nuestra felicidad. Luego cambiar éstas puede ayudar pero no será muy determinante.
• La actividad deliberada: lo más interesante para el objetivo que nos ocupa, puesto que esto sí depende de nosotros. Se trata de lo que hacemos, cómo pensamos, cómo gestionamos lo que sentimos, cómo empleamos nuestro tiempo, cómo nos relacionamos, cómo nos tratamos y en definitiva cuánto de comprometidos estamos con lo que verdaderamente es importante para nosotros.
Esta actividad voluntaria explica nada más y nada menos que el 40% de nuestro nivel de felicidad. Dicho de otra forma, éste es el margen de maniobra que tenemos para influir sobre nuestro nivel de felicidad. Esta actividad que supone el antídoto contra la rutina o adaptación hedonista, es de lo que me gustaría hablarte largo y tendido a través de mi blog.
Así pues hoy sabemos que la felicidad o vivir una vida plena no depende principalmente de nuestras circunstancias, las cuales no siempre pueden cambiarse. Por el contrario son nuestras actitudes las que nos permiten saborear los buenos momentos y afrontar bien las situaciones complicadas.
P
or ello si quieres sentir notablemente cómo ser más feliz, la clave está en invertir en todo aquello que tiene que ver contigo, tus propios recursos personales, las actitudes con las que te mueves por la vida y lo que es más importante, caer en la cuenta de qué parte de las cosas que te pasan tienen que ver con tu manera de conducirte. No es otra cosa que la responsabilidad sobre nuestras vidas, que nada tiene que ver con la culpa, y que nos permite ese espacio de libertad para decidir cómo queremos caminar.
Para terminar por hoy te dejo con Johanna, una niña brasileña fruto de alguien que un día decidió dejar Europa y atravesar el Atlántico en velero para terminar viviendo en una pequeña población de Brasil. Me contaba que vive de una forma más sencilla y cada vez gana menos dinero, pero dice sentirse más feliz que nunca.
¿Y tú, sabes dónde has puesto tu felicidad?
2 Comments
En esencia, estoy de acuerdo en la mayoría de las cosas que dices. No obstante permíteme que aporte un elemento «discrepante» basado en la filosofía budista. Esta filosofía enseña que la verdadera felicidad es la carencia de todo deseo. Me explico, si nada deseo es por que lo tengo todo, y si tengo todo lo que necesito no me hace falta nada, y si nada me falta y todo lo tengo, nada me impide ser feliz. Filosóficamente es muy bonito, e incluso suena bien. Pero somos seres humanos inmersos en un constante proceso de descubrimiento personal, emocional, intelectual, etc. Esto esta en pura contradicción con la filosofía budista. En mi opinión la verdadera felicidad es una lucha constante y diaria basada en encontrarla en cualquier actividad que desempeñemos, puede ser en una conversación, ir de compras, cocinar, pensar en alguien, leer, ver la televisión, etc. La sensación de felicidad como la de tristeza forma parte de nuestro diseño humano y el hecho de sentirlas nos lo demuestra. Desgraciadamente somatizamos e identificamos más los momentos tristes de nuestra vida que los felices. El por qué?, simplemente por qué no sabemos o no queremos identificar nuestros momentos felices. Tengo varias preguntas. ¿Cómo os sentís cuando das los buenos días a un vecino o conocido?, ¿Cuándo sientes la brisa en tu rostro?, ¿ cuando tienes sed y encuentras agua?, cuando te pica en pié y puedes quitarte el zapato y rascarte?, ¿Cuándo has reparado alguna avería en cas?, ¿Cuándo recibes una llamada inesperada de un amig@?, ¿Cuándo corrias para coger el bus y resulta que lo pillas por los pelos?, Si quereis sigo, pero creo que me habéis pillado de sobra. La felicidad no está en las grandes cosas, esa felicidad con seguridad será efímera. Si fuésemos capaces de disfrutar de los momentos felices que nos ofrece el día a día mejor nos iría.
Efectivamente Julián, creo que hablamos de los mismo. Al igual que el rechazo, el apego puede ser una de las mayores fuentes de sufrimiento en nuestra vida, Y a veces deseamos desde el apego.
Gracias por tu comentario!!